Para poder llevar a cabo este proyecto se basa en un argumento: España “lleva un siglo” con la jornada laboral de 40 horas, desde el decreto de 1919 en el que puso el tope diario de 8 horas.
Parece que en las próximas semanas, la ministra Díaz, recibirá un informe de “expertos” que llevan casi un año trabajando para diseñar una “perspectiva amplia y multidisciplinar”.
Y a partir de este punto se preparará la redacción de lo que la vicepresidenta ha llamado una “Ley de Usos de Tiempo de Trabajo” que es difícil que se complete antes de que acabe la legislatura, aunque marcará el debate de la política laboral en su recta final.
Uno de los principales objetivos de Yolanda Díaz con esta ley es “recortar la jornada laboral sin reducir los salarios y sin que exista un carácter rígido”. Por otra parte, la vicepresidenta expresa que “ha llegado el momento de hablar del tiempo de trabajo, del tiempo de los ciudadanos, y del tiempo de organizar la sociedad.”
El secretario de Estado de Trabajo añadió que no se trata sólo de actuar en términos cuantitativos, sino cualitativos, para que la jornada sea mucho más flexible, ya que la idea principal es que los trabajadores pueda conciliar mejor, y no estar tan sólo pendientes de las necesidades productos de la empresa.