En este marco de las irregularidades en el registro de la jornada laboral confluyen dos ilegalidades: por una parte la explotación laboral que directamente supone obligar a los empleados a realizar tareas sin remuneración durante una parte de la jornada, o fuera de ella , y por otro, la ausencia de un control objetivo de los períodos en los que se desarrolla el empleo.
Parece ser que uno de los fraudes más frecuentes en este sentido es el de pagar dinero en negro por la diferencia entre la jornada que figura en su contrato y la que se hace en realidad, o en otros casos pagarla íntegramente en negro; los sectores en los que se da más esta situación son la Hostelería, la construcción, la agricultura, y el trabajo doméstico.
Con el fin de evitar estos fraudes, el pasado año se llevó a cabo una campaña específica de supervisión del registro de la jornada, en la que la Inspección de Trabajo detectó irregularidades en un total de 11.070 centros de trabajo, de los 32.634 que visitó, lo que supuso un total de sanciones por valor de 13,76 millones de euros.
Todas estas inspecciones tienen como objetivo la vigilancia y control de las reglas y límites sobre el tiempo de trabajo, también sobre la jornada máxima y las horas extraordinarias, que es la tarea esencial de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.