Las personas encuestadas argumentan que el viernes es el día que menos ganas tienen de ir a trabajar, incluso menos que el clásico lunes, por tanto en una época de cambios como esta, en la que la cultura del trabajo está evolucionando en muchos aspectos, los viernes pasan a ser los nuevos sábados.
Históricamente los viernes siempre han sido un día de oficina más “light”, con un relajamiento de las normativas, del código de vestir, y también un día en el que se ha tendido a realizar jornadas intensivas, o a poder salir antes de la trabajo.
Es un hecho que la pandemia ha cambiado el mundo laboral, y también la relación de muchas personas con su trabajo, por eso muchos trabajadores protestan si por no poder teletrabajar y tener que volver a la oficina, y también si la semana laboral no ocurre a ser de 4 días.
Estamos en una época en la que la flexibilidad está por encima de otros muchos aspectos, y una semana laboral de 4 días, incluso aplicado durante el verano, podría ser una fórmula fantástica para retener a los empleados, en un contexto en el que las condiciones laborales se valoran cada vez más.