Sin embargo, es crucial entender que permitir y fomentar pausas adecuadas durante la jornada tiene beneficios tanto para los empleados como para las empresas.
El derecho a hacer pausas durante la jornada laboral se basa en reconocer que los trabajadores tienen el derecho de interrumpir su actividad laboral durante ciertos períodos de tiempo para descansar, recuperar energías y mantener un adecuado equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Estas pausas pueden incluir descansos para comer, tomar un café, tumbarse, hacer ejercicio o simplemente relajarse.
El Estatuto de los Trabajadores recoge el derecho a una pausa de 15 minutos para todos aquellos empleados que tengan una jornada de al menos seis horas, o de 30 minutos en jornadas de más de cuatro horas y media cuando el trabajador sea menor de edad. Es obligatorio fichar al hacerla, y en principio es necesario recuperarla, salvo que esté considerada como tiempo efectivo de trabajo por el convenio o el contrato.
Mirando la cuestión desde el punto de vista del personal, permitir pausas durante la jornada laboral tiene numerosos beneficios para los empleados. Al descansar y desconectar durante un breve período, los trabajadores pueden recuperar energías y aumentar su productividad. Las pausas también ayudan a reducir el estrés y prevenir el agotamiento físico y mental, lo que contribuye a una mayor satisfacción laboral y mejor salud en general.
Y desde el otro lado, la de las organizaciones, aunque pueda parecer contradictorio, permitir pausas durante la jornada laboral también resulta beneficioso para las empresas. Existen numerosos estudios que han demostrado que los empleados que tienen la oportunidad de tomar pausas regulares son más productivos, cometen menos errores y presentan una mayor creatividad en su trabajo. Además, fomentar un ambiente laboral saludable y equilibrado puede contribuir a la retención de talento y mejorar la imagen de la empresa tanto para empleados actuales como para posibles candidatos.